Más de un tercio de la población mexiquense no gana lo suficiente como para acceder al costo de la canasta alimentaria.

De acuerdo con cifras de CONEVAL, 35.7% de la población percibió al final del primer trimestre de 2018 (marzo) un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria. A pesar de que ello representa una caída de dos por ciento con respecto al cuarto trimestre de 2017, es marginalmente mayor al del primer trimestre del mencionado año, donde se registraba 35.2% de población cuya situación de pobreza es tal que no pueden subsanar la canasta alimentaria básica.

Estas cifras cuadran con las de la organización México ¿Cómo vamos?, en este caso bajo el concepto de pobreza laboral. La pobreza laboral, de acuerdo con el sitio web de la mencionada organización es “una situación en la que el ingreso laboral de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros. Hogares en pobreza laboral pueden lograr alimentarse a partir de ingresos no laborales como remesas, transferencias o acceso a programas sociales”. Es decir, el ingreso duro que viene de trabajos formales, es insuficiente para cubrir necesidades alimentarias, lo que obliga a las familias a buscar ingresos informales para completar su gasto diario. Esto, insistimos, en temas estrictamente alimentarios.

Ello se refuerza con el hecho de que en el Estado de México, Veracruz, Chiapas, Puebla y Oaxaca se concentran 24 millones de 53 millones 418 mil 151 personas que se encuentran en pobreza a nivel nacional, de acuerdo con la organización México ¿Cómo vamos?

Más aún, y de acuerdo con el reporte “Desigualdad: la herencia regional” de la organización citada, la entidad mexiquense, junto con Chiapas, Veracruz, Oaxaca, y Guerrero reúnen cinco millones 800 mil 462 de los nueve millones 375 mil 581 de habitantes en situación de pobreza extrema, casi el 62%.

De acuerdo con México ¿Cómo vamos?, de hecho, el Estado de México es de los estados con menor productividad del país. Los trabajadores mexiquenses reciben en promedio menos de 100 pesos por hora trabajada. De hecho, el único momento donde el trabajador pudo percibir el ingreso mínimo de 100 pesos por hora trabajada, fue durante el primer trimestre de 2016. Tan grave resulta esta situación de productividad, que en 13 años no ha logrado salir del semáforo económico rojo en este rubro, parámetro establecido por México ¿Cómo vamos?

Por supuesto, la consecuencia de estos dos factores en conjunto es una tendencia eminentemente a la baja en el ingreso per cápita en la entidad. En el Estado de México, y para el final del primer trimestre de 2018, los mexiquenses perciben 1,550 pesos per cápita, cuando en el tercer trimestre de 2006 percibían casi 2,100 pesos per cápita al mes.

La pobreza en el Estado de México solo está recibiendo pequeños paliativos, los gobiernos priístas que históricamente han detentado el poder en la entidad poco han hecho para aumentar la calidad de vida de sus habitantes, una situación aún más dramática cuando tomamos en cuenta que se trata de una de las entidades que más aportan al PIB nacional.