El número de templos y parroquias golpeados por el sismo del pasado 19 de septiembre, creció en las últimas horas a 176, tras una evaluación más minuciosa de los inmuebles; sitios de fe que databan de los siglos XVI, XVII y XVIII, quedaron heridos de muerte, serán polvo.

En Joquicingo y San Juan Atzingo donde las campanas repicaban desde las 5:00 am, luego a las 12:00 del día y a la llamada de la misa vespertina, dejaron de escucharse desde hace una semana, lo mismo que en Tlatempa y de hecho en 300 templos de todo el país, cuando el golpe trepidatorio de la tierra paro de tajo los ancestros bronces eucarísticos o los hecho a tierra, con todo y torres.

Templos que habían logrado mantenerse en pie por 300 años o más, finalmente sucumbieron el pasado 19 de septiembre en diversas localidades de todo el territorio y hasta en comunidades distantes e inaccesibles que no obstante su aislamiento ancestral, fueron conquistadas por la fe hace siglos, conservándose como rastro sagrado de ese encuentro.

En el recuento de daños oficial dado a conocer este lunes por el gobierno mexiquense, el inventario de la infraestructura religiosa aumento hasta 176 templos afectados de manera considerable, aunque hay otra cantidad aún no determinada que sufrieron daños menores.

Tan solo en el municipio de Ocuilan, el segundo más afectado por el terremoto, fugaz pero letal, abatió 16 iglesias de gran valor social, cultural e histórico, como la parroquia de la cabecera municipal que data del Siglo XVI y que ya no podrá recuperarse nunca, o la de Santa María, también del siglo XVI, lo mismo que la parroquia de San Juan Atzingo, que de acuerdo al alcalde, Felix Alberto Linares, es pérdida total y definitiva.

En otras localidades como Joquicingo, la iglesia de la Virgen de la Sumisión encabeza el saldo rojo de la fe, al haber colapsado su altísima cúpula principal, mientras que la hermosa bóveda de la iglesia de Xalatlaco, podría caer desmoranada en cualquier momento, ante la gran cantidad de coarteaduras que se observan a simple vista.

En Amecameca el desastre no es menos grave, en la iglesia de Gualupita una torre se vino abajo y cayo hecha polvo prácticamente a un costado del atrio; mientras que en Villa Guerrero, la torre izquierda se desplomó igual con todo su bronce de más de un siglo.

En Metepec algunos puntos de la antigua iglesia de San Juan Bautista fueron cerrados al acceso pues presentaban coarteaduras que continuaban siendo evaluadas, mientras que en Valle de Chalco, se estima que el 15% de todas las iglesias de la zona resultaron con afectaciones.

De esta manera cúpulas, torres y hasta atrios, se encuentran en riesgo de colapso o fracturados por completo como ocurre en Amecameca.

UN GOLPE A LA FE ES UN GOLPE MORAL

Consultado sobre esta catástrofe religiosa, el historiador Alejandro Moreno González, señaló que las afectaciones a la estructura religiosa, no se reducen a simples pérdidas materiales, pues hay que recordar que en casi todas las comunidades y cabeceras municipales, e incluso en las rancherias por pequeñitas que sean, la mayor parte de la vida social y cultural en México se organiza en torno a estos espacios desde hace siglos.

Recordó que la fundación del México como lo conocemos y toda su cultura viva y ancestral, su fundación misma, está ligada a la conquista de la fe, lo cual aunado al golpe social de las pérdidas humanas y materiales de otra índole, pueden representar un durísimo golpe moral para las familias y comunidades.

Por su parte sacerdotes consultados en la capital mexiquense y que pidieron no ser identificados por su nombre ya que no son fuentes oficiales del Episcopado Mexicano, confirmaron que aún no tienen lineamientos precisos sobre la forma en que abordarán la reconstrucción de estos espacios, ya que la prioridad en estos momentos sigue siendo el apoyo a las poblaciones y comunidades afectadas, con lo cual sacerdotes, seminaristas y monjas en algunos casos, han sido movilizados a zonas afectadas para prestar ayuda.

Reconocieron que en algunos municipios como Joquicingo, Malinalco, Ocuilan y Tenancingo, los servicios religiosos están crisis, aunque en algunos casos comienzan a dar visos de recuperación oficiándolos provisionalmente en domicilios particulares o instalaciones que han facilitado los propios pobladores. DAÑOS EN EL PAÍS

Cabe señalar por otra parte que a nivel nacional la situación no es menos alentadora, pues en Puebla hay 226 iglesias y templos con afectaciones severas, de un total de 500; en Oaxaca, un total de 33 templos presentan daños irreparables; en Chiapas hay no menos de 25 y en el Estado de México 176.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en una primera valoración, estimó que hay poco más de 370 edificios históricos dañados severamente, sin embargo, más de 300 podrían ser parroquias y templos. Se estima que los daños podrían implicar inversiones superiores a los mil 200 millones de pesos para su recuperación.








Tere Montaño