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Poder al Centro

Del historial de algunos de los aspirantes de Morena del Grupo Texcoco, que incumplen requisitos de la convocatoria, al no estar comprometidos con el combate de la corrupción en Edomex

PLUMAS

Por: Tere Montaño




Del historial de algunos de los aspirantes de Morena del Grupo Texcoco, que incumplen requisitos de la convocatoria, al no estar comprometidos con el combate de la corrupción en Edomex

Poder al Centro



01 de agosto de 2022

El Estado de México atraviesa por uno de sus momentos políticos más cruciales y delicados de las últimas siete décadas. Cruciales porque por primera vez después de 90 años de gobiernos consecutivos del PRI, surge una posibilidad real de un cambio en las estructuras de poder que han mantenido el control de todo el territorio y sus recursos, sin embargo, sería innegable no ver las luces rojas de alerta máxima que se han encendido desde hace un par de meses en el horizonte electoral mexiquense.

Y no es para menos. Estos destellos deberían ir acompañados por esos sonidos que despiden los sistemas de riesgo máximo en las grandes urbes frente a una amenaza mortal: ¡Alerta!, ¡alerta!, ¡alerta!

La razón es sencilla, aunque quizás el grueso de la población no alcance a medir ese riesgo político de máximo peligro social y sus innegables alcances más allá del sexenio que viene.

Al punto. La Base Octava de la convocatoria lanzada por la dirigencia nacional de MORENA para elegir al coordinador de los Comités de Defensa de la 4T en Edomex y eventualmente a su candidato a la gubernatura para contender en los comicios del 2023, señala claramente que quien coordine estos comités “deberán estar comprometidos” con “el combate al régimen de corrupción y privilegios del pasado”, mientras que la Fracción V de la misma convocatoria”, señala que esta persona no solo deberá contar con reconocimiento popular sino además que “el pueblo estime que es una persona honesta y de inobjetable trayectoria”.

Acá ya tenemos evidentemente el primer problema, o más bien varios.  Al menos tres de los seis aspirantes que van por la coordinación de los Comités de Defensa y que desafortunadamente integran el mismo grupo político, provienen de carreras que han corrido paralelas a ese régimen de corrupción que en los últimos 30 años, sometieron al Estado de México a una intensa expolia de sus recursos y mecanismos que en diversos momentos históricos, terminaron por subvertir los principios de la democracia y frenar su avance.

Más allá de eventuales y espaciadas declaraciones de esos tres aspirantes, condenando o lanzando mensajes contra el gobierno estatal, políticos o condenando en apariencia acciones de gobierno, no hay una evidencia real de que hayan combatido en los hechos la corrupción o intentado al menos –decididamente y con valentía– exhibirla y desmarcarse de ella. Antes bien, existe más evidencia práctica de lo contrario.

Por sus hechos los conoceréis.

Comencemos por Del fina Gómez, la cómoda excandidata a la gubernatura del Estado de México que en 2017, cedió tímida o convenientemente la batalla, pese a la evidencia o al menos los indicios de que había sido víctima de un fraude cibernético electoral de grandes dimensiones. Pero incluso más allá de eso, yo traería a colación dos evidencias contundentes de que Delfina, al igual que dos de sus compañeros, no reúnen ni de lejos, los puntos citados arriba de la convocatoria.

El primero obviamente ya fue un escándalo y no, no se trató de un montaje. Fue real que Delfina Gómez siendo alcaldesa de Texcoco, aplicó descuentos ilegales a los sueldos de sus trabajadores para destinarlo o desviarlo a quien sabe qué.

¿Usted ha visto que en algún momento, en algún escenario, programa, entrevista, o discurso Delfina haya salido a defenderse con decisión pero sobre todo indignación? Nop y nop porque en su fuero interno Delfina sabe que es verdad. Visto desde cualquier ángulo que se quiera ver y fuera de apasionamientos partidistas eso es claramente corrupción. Ojalá y no hubiera ocurrido, pero los panistas al menos en este tinglado que le montaron, tenían razón y los pelos en la mano… nos guste o no.

El otro detalle de la aspirante lo supe hace poco en medio de una investigación que pronto saldrá a la luz. Cuando Delfina, tras su cómoda derrota fue nombrada por el presidente Andrés López Obrador como la primer “súper delegada” de los programas sociales de la 4T en Edomex, recibió la delegación sin haber hecho una sola observación sobre cómo recibía la dependencia que ya entonces estaba hundida en diversos esquemas de desvíos y saqueo de recursos.

Gómez sin embargo no levantó una sola acta administrativa ni hizo ninguna observación relacionada a los esquemas de corrupción imperantes en SEDESOL, pese a que empleados de la propia delegación la pusieron al tanto del caos y malos manejos.  Muy pronto, desconsolados, entendieron que Delfina no movería un dedo para mover nada. Y efectivamente así fue. En las actas de entrega-recepción de la delegación, con el cambio de transición que se dio en 2018, la hoy nuevamente aspirante, no señaló, combatió, ni criticó, se quejó, reclamó, sancionó, mencionó o combatió ninguna anomalía. Menos por supuesto intento mejorar nada. Nada. Cero. No existe un documento que describa o señale lo que todos los trabajadores de la entonces SEDESOL,  sabían, saben y le informaron. Claramente no se opuso a la corrupción de ninguna forma.

Por algún pacto extraño AMLO-Del Mazo, Delfina-Del Mazo, Morena-PRI o por algo, simple y silentemente la señora se sentó a no hacer nada en la delegación y a cobrar su gran sueldo, mientras que la ahora delegación de los Programa Sociales, sigue hundida en esquemas de saqueo de recursos por las mismas vías y esquemas se heredaron desde la delegación Sedesol del PRI de Peña Nieto. Incluso sabemos de indicios ahí mismo mucho más graves, como colocar a una persona cercana a ella que hace descuentos y técnicamente roba, junto a una red de funcionarios, las pensiones y los apoyos que deberían ser para adultos mayores y personas discapacitadas.

Si somos estrictos, Delfina Gómez no ha dado un solo indicio real y efectivo de pretender limpiar la corrupción imperante en Edomex más allá de algunos enunciados en su campaña de 2017. Muy buena bandera eso de combatir la corrupción pero nada en la práctica. Por cierto tampoco la hemos escuchar decir nada recientemente. Ahora bien si se cree que “caerle bien al presidente” es un gran atributo para gobernar la entidad, ya ben tengo más dudas.

Pasemos a Higinio Martínez, que es un poco más o peor de lo mismo. Tras el triunfo arrollador del 2018 del presidente López Obrador y por efecto del triunfo de Morena en Edomex, a la entidad mexiquense llegó una Legislatura histórica –la 60– que bajo el mando de Higinio Martínez, electo senador, se fue desdibujando poco a poco hasta quedar sujeta y controlada por completo –como hoy– por Alfredo del Mazo Maza.

Si bien Higinio me dirán nada tenía que ver con la 60 Legislatura Local, quienes cubrimos de cerca los trabajos de esa plenaria sabemos que la arrolladora mayoría morenista era operada por Higinio Martínez desde su curul en el Senado, en contubernio con Maurilio Hernández, quienes impusieron acuerdos y formas de trabajo que terminaron por desmontar cualquier posibilidad de “cambio verdadero” desde el Congreso Local.

De esta forma ambos –y quienes están detrás, del mismo equipo me refiero– traicionaron a cientos de auténticos líderes y ciudadanos que operaron el cambio político real en Edomex, con la organización de Morena en todo el territorio.  (Pienso en el arquitecto Arturo Chavarría, quien murió desplazado por estas estructuras corrompidas que controlan Morena en Edomex y quien debió ser el alcalde de Toluca en 2018 y no el panista Juan Rodolfo Sánchez Gómez, quien al final sobre-endeudo al municipio y lanzó una persecución contra el comercio informal, con esa saña de la que solo sabe la ultraderecha… disfrazada de guinda).

Pero incluso Higinio Martínez fue más lejos. No solo contuvo el cambio desde el Congreso Local (pues algunos diputados auténticamente de izquierda llegaron con verdaderos proyectos de renovación bajo el brazo), sino que lo obstruyó y se aseguró de evitarlo en el futuro.  La evidencia más clara de esto es la llegada de Miroslava Carrillo al Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), para prevenir que los 27 expedientes relacionados con la Estafa Maestra que se tenían en los archivos del organismo –entre otros asuntos-, llegaran a una resolución final con un poco de voluntad política. Esto entre otras atrocidades que ha cometido la funcionaria, como cambiar los formatos de las Cuentas Públicas, a fin de obstruir el seguimiento histórico de malversaciones.

Para ello y para garantizar la “impunidad” del Delmacismo, eruvielismo  y Peñanietismo,  en este y todos los casos de corrupción relacionados con gobiernos priístas, Higinio Martínez en contubernio con otras estructuras infiltradas en Morena y entes a su vez infiltrados en la dirigencia nacional del partido –como el propio Tanech Hernández y Maurilio Hernández-, simularon un proceso de renovación en el OSFEM para colocar ahí a la colaboradora del ex rector Jorge Olvera, inmiscuido o al menos citado, en el libro “La Estafa Maestra” y a quien junto con otro rector, se le atribuye el desvió de algo así como 5 mil millones de pesos.

Pues bien, alguien debe explicar las artes por las cuales una incondicional del régimen de corrupción imperante, llegó a ese cargo. Las respuestas las tiene Higinio y su amigo de juergas políticas Maurilio y hasta Horacio Duarte, quien –éste último- los acompañó en los amarres políticos relacionados con la primera fase de Morena en Edomex.

Igualmente Higinio tendría que explicar las razones por las cuales no se cumplieron las agendas prioriitarias de Morena en la entidad–junto con Maurilio, claro-: no se aprobó el Matrimonio Igualitario, no se despenalizó el aborto, tampoco se aprobó la Ley de Austeridad Republicana ni se hizo un mínimo intento por modificar los esquemas de saqueos y sueldos de lujo para las élites burocráticas; tampoco democratizaron la UAEMex ni sacaron de ahí a las élites priístas que están saqueando el organismo;  y salvo retrasar algunas cosas, como el aumento a las cuotas del Issemym, su paso por el Congreso Local ha sido tan desastroso como desconcertante.

Por cierto tampoco movieron las estructuras internas que operan los recursos de la Legislatura Local desde hace muchos años, optaron por dejar a las mismas élites ligadas al PRI y que son controladas también desde Palacio de Gobierno. Incluso las áreas de prensa están coordinadas con las del gobierno de Alfredo del Mazo. Ni en eso hubo cambios.

Grandes analistas como Álvaro Delgado y Julio Hernández “Astillero”, han observado el manejo de la mayoría morenista controlada ya por completo por Alfredo del Mazo. Y no exageran.

Pero quizá lo más grave es que Higinio facilitó y operó la infiltración de Morena en el Estado de México, para entregarlo a la derecha, algo de lo que según me enteré no se le perdona desde las altas esferas nacionales de Morena –de algunos sectores auténticos, claro-, habrá que esperar unos días para ver si es tan así…

Haber cedido escaños y puestos a panistas como el escandaloso caso de Juan Rodolfo Sánchez Gómez, Karina Labastida –cercanos al Grupo Atlacomulco- o a Patricia Durán o a la priísta Mónica Nemer Álvarez, prima de Ernesto Nemer, son cosas que debe explicar Higinio y Maurilio Hernández como coordinador de Morena en Edomex, pues todo en conjunto terminó por enterrar el “cambio verdadero” o aplazarlo hasta nuevo aviso, pues conforme avanza el proceso interno, pareciera salir a relucir que ese era parte de su objetivo. Aplazar los cambios urgentes en Edomex  hasta que él obtuviera la candidatura bajo estos pactos y amarres que hoy  llama “Mexiquenses de Corazón”.

Por eso no resulta de sorprender que Higinio Martínez haya armado todo un tinglado al arranque del anticipadísimo proceso interno que vive Morena, para aparentar un arrastre popular que no tiene y se haya “montado en su macho” primero, para intentar imponerse, mediante chantajes de “soy el padrino” a los otros aspirantes para ser ungido como el “candidato de unidad”. Luego aquella cosa de que deben los mexiquenses reconocer “los liderazgos” que según él representa, por no decir las élites de corrupción que tejió durante todos estos años a cambio de no ver, dejar pasar e incluso de coadyuvancia…

Finalmente habrá que reprocharle a Higinio haber obstruido desde el Congreso Local auténticas reformas que desmontaran los esquemas de corrupción imperantes y haber hecho justica a los mexiquenses, pues pudo hacerlo, pero dio la orden de que no fuera así y paró por completo cualquier intento.

Finalmente Horacio Duarte Olivares formó parte de la estructura en la entidad que permitió y entregó escaños y posiciones a la derecha, también defendió a Delfina Gómez en diversos momentos y tiene la escuela de Higinio Martínez, su “sensei” definitivamente, lo que al final ya no resulta la mejor carta de presentación.

Duarte Olivares no puede decirse libre de culpa. Lo recuerdo asistiendo a la presentación de Juan Rodolfo Sánchez Gómez como la gran cosa. Con lo que no contaba es que el panista sacaría muy pronto su costado represor por decir lo menos, sin contar que sobre-endeudo la comuna y fracasó por completo en controlar la expansión de la pandemia, a grado tal que la capital rápidamente se hundió en el segundo lugar con más decesos. ¿Alguien puede explicar por qué?, a la vez que lleno de panistas con enormes sueldos la comuna e implantó un esquema de alianzas con empresarios y otros frentes conservadores olvidando de inmediato la plataforma por la que había ascendido…

Al final claro aquello resultó en un fracaso, tanto o igual que como ocurrió con Patricia Durán en Naucalpan y seguro hay otros casos que por el momento no recuerdo de una derecha izquierdosa disfuncional por completo.

Lo que queda claro es que detrás de las dos cartas fuertes de Morena para el 2023, Delfina e Higinio Martínez, Duarte Olivares ha estado ahí. Quizás ya es tiempo del rompimiento fundacional que siempre marca los cambios radicales, aunque trayendo la escuela de Higinio y haber participado con aspectos de lo descrito arriba, resulta difícil creer que hará algo distinto.

El futuro no parece promisorio para Edomex, al menos dos de los aspirantes representan un riesgo claro de perpetuidad de las élites de corrupción imperantes bajo las cuales se han movido y desarrollado sus respectivas carreras políticas, siempre al amparo de las administraciones del Grupo Atlacomulco o coludidos con estas.

Insisto, enciendan las alertas.

2 Comments

  1. Eduardo González Gómez dice:

    Exelente artículo, felicidades.

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