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La estrategia contra el Covid19

Esta es la historia de un radiólogo que falleció en busca de cupo en un hospital que contara con oxígeno.

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La estrategia contra el Covid19



22 de diciembre de 2020

Antes de la pandemia la Secretaría de Salud de Chiapas gastó al menos 76 millones de pesos en reparar las redes de oxígeno de hospitales generales del estado. Sin embargo, eligió habilitar clínicas Covid donde tuvo que instalar otras redes de oxígeno y ventiladores, que no siempre alcanzaron para todos los pacientes, y vetó a los hospitales recién rehabilitados para atender a portadores de ese nuevo virus. Esta es la historia de un radiólogo que falleció en busca de cupo en un hospital que contara con oxígeno.

Mariana Morales

La segunda vez que el radiólogo Joaquín Manuel Pérez Sánchez intentó ser atendido en la clínicas COVID-19 de Tuxtla Gutiérrez, la respuesta fue la misma: le negaron la atención porque según le dijeron no había oxígeno ni ventiladores para suministrarlo.

Peréz Sánchez tenía dificultad para respirar, cansancio excesivo, dolor de cuerpo, fiebre alta y tos seca. Doce horas después, la noche del 20 de junio del 2020, murió en otro centro hospitalario sin una prueba que confirmara que sus síntomas correspondían a los del COVID-19.

A finales de abril, en el Hospital General Gilberto Gómez Maza, donde trabajaba, había atendido a una mujer con faringoamigdalitis. El personal del hospital sospechaba que estaba contagiada de coronavirus, ya que en los días siguientes a esa consulta presentó síntomas de la nueva enfermedad. Aunque en ese momento Chiapas registraba un pico alto de contagios, Pérez Sánchez y sus compañeros del hospital Gilberto Gómez Maza no contaban con equipos de protección debido a que la Secretaría de Salud no se los suministraba.

Los malestares del radiólogo se habían alargado por más de 20 días, pasaba de una fiebre leve a una de 39 grados, sufría dolores de cuerpo y diarreas intensas. La dirección del hospital lo mandó a casa dos semanas. El 1 de junio dejó de trabajar, pero tuvo que regresar el 14 de junio.

El primer intento para ingresar a la clínica COVID-19 de Tuxtla Gutiérrez lo hizo el 19 de junio a las 8 de la mañana pero, como sucedió también en su segundo intento un día después, no fue aceptado. Los medicamentos que le recetaron y que compró -paracetamol, ibuprofeno, dexametasona y pulmicort- no mejoraron su salud. A partir de ese momento, según cuenta su pareja Débora López Sandoval, enfermera en el hospital general, se empezó a desesperar.

“Por más que se ponía vick vaporub en la nariz se le dificultaba respirar, le preparamos una nebulización casera que es con hierbas de eucalipto, pero ni así mejoró, en la clínica covid solo nos decían te atendemos si traes tu tanque de oxígeno’”, cuenta Débora.

Esta clínica es la primera que la Secretaría de Salud Chiapas inauguró en un espacio público en Tuxtla Gutiérrez, es una de las seis clínicas COVID-19 del gobierno de Chiapas que se habilitaron en lugares abandonados que aunque a veces se usaban para atender temas de salud carecían de infraestructura hospitalaria. El resto, seis, fueron montadas en centros hospitalarios.

Se inauguraron a partir del 30 de abril el mismo día que para enfrentar la pandemia el Gobierno Federal presentó la Reconversion Hospitalaria en la que proponía adecuar los hospitales del país que en caso de verse rebasados habilitarían espacios públicos.

Pero en Chiapas se ignoraron los 15 hospitales generales que hay, y en lugar de usar estos se inauguraron estas 12 clínicas que terminaron de habilitarse el 23 de mayo con el objetivo de atender de forma exclusiva, a los pacientes de coronavirus y evitar posibles contagios en los hospitales.

Sin embargo, 51 trabajadores de estos hospitales se contagiaron y luego murieron por coronavirus y 912 están contagiados debido a que los pacientes sospechosos llegaban a estos hospitales que oficialmente no debían usarse para atender pacientes de coronavirus, dice María de Jesús Espinoza de los Santos, lideresa de la Sección 50 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud Chiapas (SNTSSA).

“No tomar en cuenta los hospitales generales como propuso el gobierno federal y en lugar de estos habilitar nuevas clínicas fue puro egocentrismo…. ¡por ejemplo, en Ciudad de México cuando se agotó el espacio en los hospitales se usó los espacios públicos pero fue después de!”, enfatiza.

En las clínicas que fueron habilitadas en espacios públicos, la capacidad de su recién estrenada red de oxígeno resultó insuficiente. Ese fue el caso de la de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado, donde le negaron la atención al radiólogo Pérez Sánchez.

Las redes de oxígenos distribuyen el gas, a través de ductos que llegan hasta las habitaciones de los hospitales donde se conectan a ventiladores u otros aparatos que consuman oxígeno. Sin estos instrumentos que, a su vez, hagan llegar el oxígeno al paciente, la red resulta inútil. Los pacientes graves de covid, que sufren serias complicaciones para respirar por su propia cuenta, necesitan hacerlo con la ayuda de estas máquinas.

Un ingeniero experto en área médica que prefiere no se escriba su nombre, explica que al instalar una red de oxígeno en una nueva clínica (como las que inauguró la Secretaría de Salud Chiapas) se sabe la capacidad de oxígeno que habrá disponible porque el suministro del gas es de acuerdo a la cantidad de ventiladores y camas disponibles.

Pero en la clínica COVID-19 de Tuxtla Gutiérrez habilitada en espacio público, había 23 ventiladores para 20 camas de unidades de cuidados intensivos, sin embargo, en abril, mayo, junio y julio esta clínica rechazó a pacientes porque su red no tenía suficiente capacidad de oxígeno ni había ventiladores.

¿Y entonces qué pasó? cuestiona la también enfermera Espinoza de los Santos. “La gente no tuvo a dónde ir y padecieron la enfermedad en su domicilio hasta morir”, contesta.

Luego de que el 20 de junio al radiólogo Pérez Sánchez le negaron atención en la clínica COVID-19, tampoco pudo ser admitido en el hospital general Gilberto Gómez Maza, donde trabajaba y donde presuntamente se habría contagiado. Días antes, el Secretario de Salud del Estado, José Manuel Cruz Castellanos había señalado que ese tipo de enfermos no debían atenderse ahí porque a ellos les correspondía las clínicas COVID. Como la que acababa de rechazarlo dos veces.

Al igual que en el caso de otros nueve hospitales generales, la red de oxígeno del Hospital General Gilberto Gómez Maza fue renovada entre finales de 2019 y principios de 2020. El gobierno de Chiapas gastó más de 76 millones de pesos para reparar las redes de oxígenos de 10 de los 15 hospitales generales del estado, antes de que se declarara la pandemia de COVID-19. Sin embargo, oficialmente estos hospitales no fueron utilizados para atender a pacientes de coronavirus.

Una revisión de los contratos públicos, consultados en Compranet, reveló que en las últimas tres semanas de diciembre del 2019, la dependencia pagó a 7 empresas y 3 personas física para que diagnosticaran y repararan las redes de oxígenos de estos hospitales.

El diagnóstico corría a cargo de dos contratantes: la persona física Clemente Vaquerizo Vázquez y la empresa Ingeniería Especializada García, a cada uno correspondió cinco hospitales. Ambas debían revisar si las redes tenían fugas y cuál era su capacidad de suministro. Cada una recibió más de 3 millones y medio de pesos.

El resto del dinero, casi 69 millones de pesos destinados a la rehabilitación de las redes de oxígeno de 10 hospitales generales, se pagó por adjudicación directa a 7 compañías y 3 personas físicas. Las obras fueron abonadas en diciembre, pero solo en tres hospitales los trabajos empezaron ese mes, el resto comenzó hasta enero, febrero y marzo, solo dos terminaron en enero y los demás finalizaron cuando la pandemia ya golpeaba a Chiapas. El 1 de marzo se anunció el primer contagio.

Mientras en estos hospitales se renovaban las redes de oxígeno que no debían usarse para atender pacientes del nuevo virus, en algunas clínicas COVID-19 se instalaban nuevas redes de oxígenos, como sucedió con la de Tuxtla Gutiérrez a donde acudió el radiólogo, de acuerdo con más de una veintena de trabajadores quienes conversaron bajo condición de anonimato.

Por ejemplo, en la clínica de San Cristóbal, Comitán y Tapachula donde ya había redes de oxígeno, pero se le hicieron adaptaciones para mejorar el suministro debido a que se habilitaron en clínicas y hospitales, la capacidad de oxígeno resultó insuficiente para el número de ventiladores disponibles.

En la clínica de Villa Flores, Pichucalco y Palenque donde se estrenaron redes de oxígeno porque se levantaron en espacios públicos abandonados, faltaron ventiladores porque oxígeno si había suficiente.

En las otras dos clínicas de Tuxtla Gutiérrez, Tonalá, Pichucalco y Ocosingo, algunas con nuevas redes de oxígeno y otras con adaptaciones a sus ductos debido a que se habilitaron en centros médicos, se desconoce qué pasó.

n su segundo informe el gobernador Rutilio Escandón presumió una inversión de 99.7 millones de pesos para 16 clínicas -inclyendo las que se mencionan en este reportaje-, pero la Secretaría de Salud no ha revelado cuánto costaron las 12 clínicas que aquí se mencionan, ni el costo de las redes de oxígeno.

Cuando en una entrevista le preguntamos al vocero de la Secretaría de Salud de Chiapas por qué no se usaron los hospitales generales para enfrentar la pandemia, respondió que era una decisión del gobierno para salvaguardar la vida de los pacientes con otras patologías.

“El tiempo que perdimos en buscar donde fuera atendido fue crucial, fueron horas importantes para salvar su vida y hubo impotencia de que no fuera atendido en el hospital donde creemos que se contagió”, lamentó la pareja del radiólogo Pérez Sánchez, la enfermera Débora López Sandoval.

El acta de defunción de Joaquín Manuel Pérez Sánchez, como tantas otras, señala que falleció de neumonía y no de COVID-19. Pese a los síntomas que presentó, en la clínica covid nunca se le hizo una prueba para confirmar la causa de fallecimiento.

Al 9 de noviembre, en Chiapas hay 6 mil 873 personas contagiadas, 22 hospitalizadas y 568 fallecimientos de personas víctimas del coronavirus. En mayo, junio y julio, las clínicas COVID-19 se reportaron al 98% de capacidad y la Secretaría de Salud estatal bloqueó el acceso a las personas contagiadas a los hospitales generales con redes de oxígeno recién rehabilitadas.

tablachi

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