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Ni los polis se escapan, un tercio son víctimas de corrupción

 

El 7.5% no cuentan con armas ni equipo de protección

TRANSPARENCIA

Ni los polis se escapan, un tercio son víctimas de corrupción


Más del 34% de los policías estatales y municipales de la entidad, han sido víctimas de algún delito, 72 de cada mil, de actos de corrupción, incluso dentro de su corporación, mientras que la mayoría se mueve a su lugar de trabajo en transporte público, de acuerdo con la Primera Encuesta Nacional de Estándares Y Capacitación Profesional Policial (ENECAP), realizada por el INEGI.

A nivel nacional, de acuerdo con el estudio existen 384 mil 900 elementos de policía, lo que implica un policía por cada 335.67 habitantes del país durante 2017. Por cada 10 elementos de policía de las distintas corporaciones, existen 8 hombres y 2 mujeres. El 58% de este grupo de población tiene 39 años o menos y 55.1% cuenta con estudios de nivel medio superior.

Del total de miembros de las corporaciones policiacas, 76.1% estaban adscritos a las Policías Preventivas Estatal o Municipales, 13.5% pertenecían a la Policía Estatal Ministerial, 9.5% a la Policía Federal y 0.9% a la Policía Federal Ministerial.

En promedio, los elementos de policía tienen 7.1 años de antigüedad y trabajaron durante el año pasado 70 horas a la semana. Del total de elementos de policía, 73.4% realizó funciones principalmente operativas.

En cuanto a su trasfondo laboral, existe, 76.1% estaban adscritos a las Policías Preventivas Estatal o Municipales, 13.5% pertenecían a la Policía Estatal Ministerial, 9.5% a la Policía Federal y 0.9% a la Policía Federal Ministerial.

Es interesante notar al respecto que la mayoría de los elementos que integran las corporaciones policiacas, llegan con los conocimientos que les ofreció el curso de formación inicial, siendo el 80.5% los que iniciaron su servicio de esa manera. En cuanto a rasgos más minoritarios, el 25% de los policías reportó contar con antecedentes laborales en alguna institución de seguridad pública o privada: el 9.6% había trabajado en alguna empresa de seguridad privada y custodia mientras que 9.2% había pertenecido al Ejército.

Donde la situación se pone dramática es en la información focalizada en el Estado de México.

El 62.7% de los elementos policiacos depende del transporte público para llegar a su lugar de trabajo. Como es sabido, esta es una de las circunstancias más inseguras para la población, pues en lo que va del año, más de 7 mil asaltos en transporte público se han registrado en la entidad. 31.1% se mueven en vehículo propio o particular, mientras que 3.8% llegan a su lugar de trabajo en vehículo oficial.

Prácticamente ese mismo porcentaje mayoritario es el que considera que el trabajo policiaco les brinda ingresos suficientes para satisfacer necesidades básicas de sus hogares. El 37.2% restante declara que su sueldo no les alcanza para tener suficiente comida diariamente, comprar medicinas y pagar atención médica, comprar ropa y calzado, pagar deudas, comprar útiles escolares o pagar colegiaturas, pagar el mantenimiento de la casa y realizar actividades de ocio y esparcimiento.

Sin embargo, en el estado de México, los policías trabajan muchas horas. 76 horas a la semana, por encima de la media nacional de 69.9.

No todo son malas noticias, pues el Estado de México está entre las cinco entidades con mayor porcentaje de elementos evaluados con exámenes de ingreso o de control de confianza para ser admitidos en la corporación. El 94.7% de sus elementos realizaron al menos un curso para entrar a su corporación o un examen de confianza.

Interesante (y preocupantemente), no todos los elementos de seguridad están armados. En la entidad mexiquense, 86.5% de los policías reportaron durante 2017 tener asignadas armas de fuego. Sin embargo, una mayoría más amplia, de 92.5%, cuenta con equipo de protección, entendido como esposas, gas lacrimógeno, chaleco de tránsito, lámpara de mano, equipo de radio comunicación, teléfono celular, megáfono, hachas, alcoholímetros, chaleco balístico, coderas, rodilleras, pasamontañas, entre otros. Esto quiere decir que probablemente existe un 7.5% de policías en el Estado de México que están tan desprotegidos como un civil desarmado.

Ahora bien, son minoría los policías que cuentan con un uniforme proporcionado por su corporación. Solo el 32.2% de los policías mexiquenses utilizaron uniforme en el desempeño de sus funciones durante 2017 y obtuvieron por cuenta propia al menos una prenda o accesorio del mismo.

Extrañamente, dado la incidencia delictiva en la entidad, el número de ocasiones en la que los elementos de seguridad tuvieron que hacer uso del arma a su cargo, es menor que la media nacional, pues el 7.5% de los elementos encuestados aseguraron haber disparado a una o más personas durante el desempeño de sus funciones. Como acotación, vale la pena mencionar que no necesariamente implica que la totalidad de las personas a la cuales se les haya disparado hayan sido criminales en flagrancia.

Evidentemente, y tomando en cuenta la situación de inseguridad que impera en el Estado de México, también los policías han sido víctimas de delito. El 34.5% de los elementos de policía estatales y municipales en la entidad, han sido víctimas de delito durante el desempeño de sus funciones, una cifra muy alta.

Además, también los policías pueden ser víctimas de corrupción, pese a que en muchos casos ellos mismos son percibidos como parte de la cadena de corrupción por parte de la ciudadanía. La tasa de víctimas de corrupción por cada mil elementos de policía durante el desempeño de sus funciones durante 2017 fue de 72. Es de responsabilidad notar que la tasa no es tan alta como en Yucatán (74), Tlaxcala (84), Sonora (112), Querétaro (116), Puebla (74), Michoacán (130), Jalisco (79), Durango (95), Ciudad de México (179), Chihuahua (133), Coahuila (127), Baja California Sur (75), Baja California (103) y Aguascalientes (91); además de que se encuentra por debajo de la media nacional de 90 de víctimas de corrupción por cada mil elementos de policía. Estos actos se han traducido en soborno por ciudadanos, extorsión por parte de compañeros o superiores y soborno por parte de personal de la misma corporación.

 

Por: Héctor Castañeda


 

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