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Buscan convertir zona protegida a “Las Pilas”; ésta fue su lucha

 

En su apasionada defensa del Parque, que incluyó llamados desde la iglesia; cacerolazos,  sketchs, firmas, resistir represiones, amenazas oficiales y sorprendente organización, los vecinos marcaron nuevos derroteros en la defensa pacífica

NOTICIAS

Buscan convertir en "zona protegida" parque Las Pilas; ésta fue su lucha



26 de enero de 2020

*En su apasionada defensa del Parque, que incluyó llamados desde la iglesia; cacerolazos, videos, firmas, aguantar represiones oficiales y sorprendente organización, los vecinos marcaron nuevos derroteros en la lucha por el medio ambiente

Activistas y defensores del movimiento que salvó el Parque “Las Pilas” en Metepec, con toda una gran diversidad de estrategias –algunas muy locas y hasta desesperadas-, anticiparon que no bajarán la guardia hasta que el ayuntamiento, al frente de Gabriela Gamboa, no formalice la cancelación del acuerdo aprobado el 8 de octubre pasado, mediante el cual se daba a conocer la instalación de un cuartel de la Guardia Nacional y la consecuente mutilación del parque, que al final lograron

No solo eso, anticiparon además el diseño y presentación de una iniciativa de Ley, para que el Parque Las Pilas, sea declarado como “zona de reserva”, y de esta manera pueda ser preservado para las futuras generaciones de las familias que habitan en las colonias y fraccionamientos ubicados en sus inmediaciones.

Como se recordará, la semana pasada el grupo de vecinos que dieron la batalla por “Las Pilas” y que forman parte de al menos siete fraccionamientos y colonias que rodean esa área verde, revelaron que de manera formal la Guardia Nacional les había informado de su desistimiento para instalar ahí un cuartel, tal como propuso la alcaldesa.

Sin embargo y no obstante lo que ya parece un éxito garantizado, los vecinos decidieron continuar con sus actividades normales de vigilancia, activismo y patrullajes, además de otras actividades ya programadas de orden social y cultural, así como acciones ambientalistas y de preservación, en tanto no se tenga de manera formal y por escrito la cancelación del proyecto por parte del ayuntamiento de Metepec.

Los jóvenes que lideraron el proyecto, junto con reconocidos ambientalistas de trayectoria y ONGs diversas, revelaron a través de las redes sociales que no, definitivamente no “bajaran la guardia”.

De hecho este fin de semana, los grupos organizados que se rolan la vigilancia del parque, realizaron diversas actividades en su interior, como pintado de jardineras, limpieza de maleza y un convivio, tal y como lo vienen haciendo desde octubre pasado.

LUCHA QUE TRANSFORMA

Diana, una de las líderes visibles de la exitosa defensa del parque Las Pilas, una chica de talla pequeña, voz de niña pequeña, pero de evidente y sostenido liderazgo, reveló este fin de semana que no solo no dará marcha atrás a su programa pacífico a favor de Las Pilas, sino que incluso presentarán una iniciativa de ley al Congreso Local, para que este tipo de historias no se repitan.

Por lo pronto aseguró que “esto no se acaba, esto sigue”, en tanto el cabildo de Metepec no revoque formalmente su resolución del 8 de octubre.

Cómo se recordará, aquel día y sin haber hecho una sola consulta directa y personal con los vecinos, la presidenta panista-morenista de Metepec, Gabriela Gamboa, presentaba la propuesta de instalar el cuartel de la Guardia Nacional en el Parque Las Pilas, lo que de inmediato desato la inconformidad y una incipiente organización en contra de la decisión tomada sin el sustento comunitario, que a las pocas semanas, ya retumbaba incluso a nivel nacional.

Fue una lucha intensa, corta, pero pacífica, de los vecinos, quienes no solo se organizaron de una forma excepcional, sino que buscaron de muchas formas el diálogo, reunieron firmas, patrullaron el parque día y noche, incluso pasaron la Noche Buena pasada en un campamento para evitar ser sorprendidos y que el parque les fuera arrebatado.

En su lucha los vecinos de Las Pilas hicieron de todo. Campañas a favor de los animales –que también son asiduos visitantes del parque-, jornadas culturales, convivios, videos explicando una y mil veces porque era necesario preservar el lugar; levantaron testimonios, organizaron jornadas de limpieza, colectas, podas, patrullajes; instalaron campamentos, organizaron guardias nocturnas, día y noche vigilaron los casi dos mil árboles que estaban en riesgo; levantaron censos verdes… y un largo etcétera.

También mantuvieron la intención del dialogo pacifista con la panista, nunca dejaron de hacerlo. En respuesta fueron reprimidos con exceso de violencia, encarcelados (por algunas horas); pero no desistieron.

En su lugar, Gabriela Gamboa, una panista disfrazada de morenista, que se olvidó por completo de cómo es que llego a esa alcaldía, jamás pudo ni quiso escucharlos. De hecho, en lugar de al menos simular que era de Morena, se dedicó a atacar incluso a gritos, en eventos públicos a los ambientalistas, les lanzó los policías y intento acallarlos enviando uniformados directo al Parque.

Pero los vecinos y defensores de Las Pilas, entre los que hay niños, adolescentes como Diana, profesionistas, amas de casa; chavos banda; amantes de los animales, de las bicis y hasta perros y gatos, jamás se amilanaron. Allá andaban todos en bola en el parque, ya fuera para jugar, pasear, trabajar; hacer podas, limpias, pintar; o actuar un video chusco; yendo a buscar a la Gamboa, corriendo para defender a sus compañeros en las represiones… de todo hicieron y hacen. Su pasión por los árboles de Las Pilas se contagió como viruela en la Molina Enríquez y alrededores, y hasta el párroco de la iglesia más cercana, permitió que en varias ocasiones, los patrulleros ecologistas subieran como bólidos a tocar como locos las campanas ante intentos de Gamboa por echarlos del área verde o arrebatárselas a la mala.

Los campanazos alertaron a los vecinos en un par de veces, otros hacían “cacerolazo” alertando a la movilización hacia el parque. Y sí… los vecinos llegaban en oleadas, la armaban de tos y nadie se rajó.

Se mantuvieron siempre cohesionados, cerraron filas; armaban bloques con teléfonos en mano para documentar todo; se capacitaron; hacían juntas, acuerdos y los respetaban; se repartían las tareas, hacían comisiones y había plan A, B, C y hasta Z.

Si, eran como un contigente cerrado e infranqueable, cubriendo siempre su amada área verde, como un pelotón de la Guardia Nacional, pero verde. Y no, la Gamboa no paso…

Tere Montaño

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