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Se desata violencia vs policías; luego marcan supuesta diferencia con el 68

MARCHA 2 DE OCTUBRE. Revelan orden deliberada para que policías no intervinieran contra grupos de choque; el saldo es de más de 90 policías lesionados, 29 civiles y más de 100 millones en pérdidas económcas

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Se desata violencia vs policías; luego marcan supuesta diferencia con el 68


 


03 de octubre 2025

La marcha del 2 de octubre de 2025, realizada en conmemoración del 57 aniversario de la masacre de Tlatelolco, dejó una de las jornadas más violentas de las que se tengan registro en la Ciudad de México durante los últimos años, con la intervención discursiva y política de autoridades del gobierno de la Ciudad de México (CDMX), intentando marcar supuestas diferencias respecto de su actuación y lo registrado hace más de 50 años, sin embargo ahora los saldos quedaron del lado de docenas de uniformados violentados por inacción bajo coacción del propio gobierno morenista.

Así lo que comenzó como una movilización pacífica con la participación de más de 10 mil personas (de acuerdo al reporte oficial de seguridad del gobierno capitalino), derivó en disturbios graves al llegar al Zócalo, donde un grupo de encapuchados sin identificar y sin ser identificado por los contingentes de estudiantes que marcharon pacificamente -ni reconocidos por las organizaciones-, irrumpió violentamente en el espacio público y atacó con artefactos incendiarios, piedras y objetos contundentes tanto a comercios como a elementos policiales, en acciones que de acuerdo a testimonios parecían planificadas.

El saldo oficial al final de los ataques dirigidos de manera notable contra los grupos de seguridad -en lo que pareció provación para marcar una supuesta diferencia respecto de 1968- fue de 94 policías lesionados -casi el triple que el numero de civiles-, lo que pone de relieve más aún posibles acciones violentas dirigidas, además de que solo mil 500 policías fueron desplegadas para atender una marcha a la que asistieron alrededor de 100 mil personas.

Durante la jornada trascendió a través de diversos medios que dieron cobertura, que los policías habrían recibido la orden de no reprimir ni replegar a los manifestantes, sin embargo en los hechos claramente quienes se manifestaban no fueron los mismos que los grupos de choque.

De los 94 policías que resultaron lesionados gravemente, con golpes, patadas, gases y hasta quemaduras, tres se reportaron de gravedad, además de 29 civiles heridos.

Estos números revelan no solo la magnitud de la violencia, sino también las limitaciones del operativo de seguridad implementado por el gobierno capitalino al frente de la morenista Clara Brugada, quien al aparecer en la escena politizó un acto que en los últimos años era de caracter ciudadano.

La política de “no represión”, promovida en este caso bajo un supuesto principio de respeto a los Derechos Humanos y como contraste con los hechos de 1968, derivó en la práctica en una instrucción de contención pasiva que dejó a los agentes expuestos frente a grupos violentos.

Mientras las autoridades destacaron que la policía “no reprimió” y actuó bajo protocolos de contención, diversas voces —incluidas las de especialistas en seguridad— cuestionaron la efectividad de una estrategia que, en aras de evitar confrontaciones, puso en riesgo a los propios uniformados y permitió que la violencia escalara sin control.

Durante la marcha se vivieron escenas de violencia extrema contra policías que fueron agredidos tumultuariamente, pero que estaban impedidos incluso a defenderse ante la orden recibida.

El siguiente recuadro presenta una línea del tiempo con los principales hechos, versiones oficiales y críticas sobre la actuación policial durante esa jornada. La jornada del 2 de octubre de 2025 no solo evidenció la persistencia de grupos que buscan provocar el caos bajo el amparo de las movilizaciones sociales, sino también las debilidades de una estrategia oficial que prioriza la imagen política sobre la seguridad operativa. La decisión de contener sin responder, aunque sustentada en un discurso de respeto a los derechos humanos, terminó por vulnerar a los propios agentes y dejó a la autoridad en una posición ambigua: entre la memoria del autoritarismo y la parálisis frente a la violencia contemporánea.

El resultado fue una marcha marcada no por el recuerdo de Tlatelolco, sino por la incertidumbre sobre hasta dónde puede llegar una política de “no represión” antes de convertirse en abandono institucional.


 
línea discursiva incisiva

Ordenan a policías no contener grupos altamente violentos, para hacer contraste con lo ocurrido hace más de 5 décadas.



La irrupción de autoridades en conferencia de prensa, terminó por politizar esta marcha histórica, en un intento por convencer de una supuesta diferencia, sin embargo en esta ocasión el saldo sangriento quedó del lado de los policías, y también del lado ciudadano y económica, pues se estiman en más 100 millones de pesos las pérdidas, de acuerdo a declaraciones de comerciantes y empresarios del Centro Histórico, también afectados por la política de contraste en materia de seguridad que se empeñaron en marcar las autoridades de Morena.


 

Staff Redacción


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